¿Qué es el comunismo?

Rubén, 17 abril 2022

¿Qué es el comunismo?

El comunismo es una ideología política, social y económica que aboga por la sustitución de la propiedad privada y las economías basadas en el beneficio por un sistema económico sin clases en el que los medios de producción -edificios, maquinaria, herramientas y mano de obra- son de propiedad comunitaria, y la propiedad privada está prohibida o severamente limitada por el Estado. Debido a su oposición tanto a la democracia como al capitalismo, sus defensores consideran que el comunismo es una forma avanzada de socialismo.

Historia del comunismo

Aunque el término comunismo no se utilizó de forma generalizada hasta la década de 1840, el filósofo griego Platón ya describió sociedades que podían considerarse comunistas en el siglo IV a.C. En su diálogo socrático República, Platón describe un estado ideal en el que una clase dirigente de guardianes -principalmente filósofos y soldados- atiende las necesidades de toda la comunidad. Dado que la propiedad privada los haría egoístas, indulgentes, codiciosos y corruptos, los guardianes gobernantes, argumentaba Platón, debían funcionar como una gran familia comunal propietaria de todos los bienes materiales, así como de los cónyuges e hijos.

La religión inspiró otras visiones tempranas del comunismo. En el Libro de los Hechos de la Biblia, por ejemplo, los primeros cristianos practicaban un tipo de comunismo sencillo como forma de mantener la solidaridad y de evitar los males asociados a la propiedad privada de los bienes mundanos. En muchas de las primeras órdenes monásticas, los monjes hacían votos de pobreza que les obligaban a compartir sus pocos bienes mundanos sólo entre ellos y con los pobres. En su visionaria obra de 1516, Utopía, el estadista inglés Sir Tomás Moro describe una sociedad perfecta imaginaria en la que el dinero es abolido y la gente comparte la comida, las casas y otros bienes.

El comunismo contemporáneo se inspiró en Europa Occidental en la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII y principios del XIX. La revolución, que permitió a algunos alcanzar una gran riqueza a expensas de una clase trabajadora cada vez más empobrecida, animó al activista político prusiano, Karl Marx, a concluir que las luchas de clases resultantes de la desigualdad de ingresos darían lugar inevitablemente a una sociedad en la que la propiedad común de los medios de producción permitiría que la prosperidad fuera compartida por todos.

En 1848, Marx, junto con el economista alemán Friedrich Engels, escribió El Manifiesto Comunista, en el que llegaron a la conclusión de que los problemas de pobreza, enfermedad y acortamiento de la vida que afligían al proletariado -la clase obrera- sólo podrían resolverse sustituyendo el capitalismo por el comunismo. En el comunismo, tal y como lo concibieron Marx y Engels, los principales medios de producción industrial -fábricas, molinos, minas y ferrocarriles- serían de propiedad pública y estarían gestionados en beneficio de todos.

Marx predijo que una forma de comunismo plenamente realizada tras el derrocamiento del capitalismo daría lugar a una sociedad comunal libre de divisiones de clase o de gobierno, en la que la producción y la distribución de los bienes se basarían en el principio “De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”. De sus muchos seguidores, especialmente el revolucionario ruso Vladimir Lenin adoptó las visiones de Marx de una sociedad comunista.

La Revolución Rusa de 1917 condujo a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) bajo el mando de Vladimir Lenin en 1922. En la década de 1930, el comunismo moderado de Lenin fue sustituido por el Partido Comunista de la Unión Soviética, que, bajo el mando de José Stalin, ejerció un control gubernamental absoluto sobre todos los aspectos de la sociedad rusa. A pesar del incalculable coste humano de su férrea y autoritaria aplicación del comunismo, Stalin transformó la Unión Soviética de un país atrasado en una superpotencia mundial.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las tensiones políticas de la Guerra Fría y la sangría económica de mantener su estatus de superpotencia militar mundial debilitaron lentamente el control de la Unión Soviética sobre sus naciones satélites comunistas del bloque oriental, como Alemania Oriental y Polonia. En la década de 1990, la prevalencia del comunismo como fuerza política mundial disminuyó rápidamente. En la actualidad, sólo las naciones de China, Cuba, Corea del Norte, Laos y Vietnam siguen funcionando como estados comunistas.

Principios clave del comunismo

Aunque los países comunistas más reconocidos, como la Unión Soviética, China y Yugoslavia, desarrollaron sus propios modelos, que variaron entre sí con el paso del tiempo, se suelen identificar seis características definitorias de la ideología comunista pura.

  1. Propiedad colectiva de los medios de producción: todos los medios de producción, como las fábricas, las explotaciones agrícolas, la tierra, las minas y los sistemas de transporte y comunicación, son propiedad del Estado y están bajo su control.
  2. Abolición de la propiedad privada: como implica la propiedad colectiva, la propiedad privada de los medios de producción está prohibida. En un estado puramente comunista, a los ciudadanos individuales no se les permite poseer nada, excepto las necesidades de la vida. También se prohíbe la explotación de empresas privadas.
  3. Centralismo democrático: el principio oficial de organización y toma de decisiones de los partidos comunistas, el centralismo democrático, es una práctica en la que las decisiones políticas, aunque se toman mediante un proceso de votación nominalmente democrático, son vinculantes para todos los miembros del partido, es decir, para todos los ciudadanos. Tal y como lo concibió Lenin, el centralismo democrático permite a los miembros del partido participar en el debate político y exponer sus opiniones, pero les obliga a seguir la “línea” del Partido Comunista una vez que se ha tomado una decisión.
  4. Economía de planificación centralizada: también conocida como economía dirigida, una economía de planificación centralizada es un sistema económico en el que una única autoridad central, normalmente el gobierno en los estados comunistas, toma todas las decisiones relativas a la fabricación y la distribución de productos. Las economías de planificación centralizada se diferencian de las economías de libre mercado, como las de los países capitalistas, en las que esas decisiones las toman las empresas y los consumidores en función de los factores de la oferta y la demanda.
  5. Eliminación de la desigualdad de ingresos: en teoría, al compensar a cada individuo en función de sus necesidades, se eliminan las diferencias de ingresos. Al abolir la renta, los intereses, los beneficios, se elimina la desigualdad de ingresos y la fricción de clases socioeconómicas, y la distribución de la riqueza se realiza sobre una base justa y equitativa.
  6. Represión: de acuerdo con el principio del centralismo democrático, se prohíbe o reprime la oposición política y la libertad económica. También pueden reprimirse otros derechos y libertades individuales básicos. Históricamente, los estados comunistas, como la Unión Soviética, se caracterizaron por el control gubernamental de la mayoría de los aspectos de la vida. El “pensamiento correcto” en adhesión a la línea del partido se fomentaba mediante una propaganda coercitiva, a menudo amenazante, producida por medios de comunicación de propiedad y controlados por el Estado.

Comunismo vs. Socialismo

La diferencia entre comunismo y socialismo se ha debatido durante mucho tiempo. Incluso Karl Marx utilizaba los términos indistintamente. Marx consideraba el socialismo como el primer paso en la transición del capitalismo al comunismo. Hoy en día, el comunismo se identifica a menudo con el socialismo. Sin embargo, aunque comparten varias características, las dos doctrinas difieren significativamente en su objetivo y en la forma de alcanzarlo.

El objetivo del comunismo es el establecimiento de la igualdad social absoluta y la eliminación de las clases socioeconómicas. La consecución de este objetivo requiere la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción. Todos los aspectos de la producción económica son controlados por el gobierno central.

Por el contrario, el socialismo asume que las clases sociales existirán inevitablemente y se esfuerza por minimizar las diferencias entre ellas. El poder del gobierno sobre los medios de producción en el socialismo está regulado por la participación democrática de los ciudadanos. Contrariamente a una idea errónea, el socialismo permite la propiedad privada. A diferencia del comunismo, el socialismo premia el esfuerzo individual y la innovación. La forma más común de socialismo moderno, la socialdemocracia, trabaja para lograr una distribución equitativa de la riqueza y otras reformas sociales a través de procesos democráticos y suele coexistir con una economía capitalista de libre mercado.

Ejemplos

Entre los ejemplos notables de regímenes comunistas a lo largo de la historia se encuentran la antigua Unión Soviética y las naciones modernas de China comunista, Cuba y Corea del Norte.

La Unión Soviética

Hoy en día, la antigua Unión Soviética sigue siendo considerada como el ejemplo prototípico del comunismo en acción. Bajo el mandato de José Stalin, de 1927 a 1953, y de su sucesor, Nikita Jruschov, de 1953 a 1964, el Partido Comunista Soviético prohibió toda forma de disidencia y tomó el control de las “alturas de mando” de la economía soviética, incluyendo la agricultura, la banca y todos los medios de producción industrial. El sistema comunista de planificación centralizada permitió una rápida industrialización. En 1953, la Unión Soviética sorprendió al mundo al hacer explotar su primera bomba de hidrógeno. De 1950 a 1965, el producto interior bruto (PIB) de la Unión Soviética creció a un ritmo más rápido que el de Estados Unidos. Sin embargo, en general, la economía soviética creció a un ritmo mucho más lento que las de sus homólogos capitalistas y democráticos.

Durante la Guerra Fría, los “Planes Quinquenales” de la economía soviética hicieron demasiado hincapié en la producción industrial y militar, lo que provocó una infraproducción crónica de bienes de consumo. Las largas colas en las tiendas de comestibles desabastecidas se convirtieron en un elemento de la vida soviética, y el escaso gasto de los consumidores se convirtió en un lastre para el crecimiento económico. La escasez condujo a los mercados negros, que aunque eran ilegales, estaban permitidos e incluso apoyados por los líderes corruptos del Partido Comunista. El pueblo soviético, cada vez más insatisfecho con seis décadas de escasez, corrupción y opresión, exigió reformas del sistema económico, social y político. Emprendidas por Mijaíl Gorbachov a partir de 1985, estas reformas, conocidas como perestroika y glasnost, no sólo no lograron detener el declive económico, sino que probablemente aceleraron el fin del Partido Comunista al aflojar su control sobre las fuentes de disidencia pública. En 1989 cayó el Muro de Berlín y en 1991 la Unión Soviética se desintegró en 15 repúblicas distintas.

China comunista

En 1949, el Partido Comunista de Mao Zedong se hizo con el control de China, uniéndose a la Unión Soviética como el segundo estado marxista-leninista más importante del mundo. El gobierno de Mao en China se parecía al de José Stalin por su violencia, sus privaciones y su insistencia en la adhesión incuestionable a la línea del Partido Comunista. Con la esperanza de desencadenar una revolución industrial en China, el plan “Gran Salto Adelante” de Mao de 1958 ordenó a la población rural producir cantidades imposibles de acero para 1962. En lugar de acero utilizable, el plan produjo la Gran Hambruna China que mató entre 15 y 45 millones de personas. En 1966, Mao y su infame “Banda de los Cuatro” lanzaron la Revolución Cultural China. Con la intención de purgar a China de los “Cuatro Viejos” -viejas costumbres, vieja cultura, viejos hábitos y viejas ideas- la “purga” provocó la muerte de al menos otras 400.000 personas hasta la muerte de Mao en 1976.

El sucesor de Mao, Deng Xiaoping, introdujo una serie de exitosas reformas de mercado. Tentado por estas reformas, Estados Unidos comenzó a normalizar las relaciones diplomáticas con China cuando el presidente Richard Nixon la visitó en 1972. Hoy, aunque las empresas estatales siguen formando una gran parte de la economía, el Partido Comunista chino preside un sistema mayoritariamente capitalista. La libertad de expresión está muy restringida. Las elecciones están prohibidas, excepto en la antigua colonia británica de Hong Kong, donde sólo los candidatos aprobados por el Partido Comunista pueden aparecer en las papeletas.

Cuba

Organizado formalmente por Fidel Castro en 1965, el Partido Comunista de Cuba sigue siendo el único partido político autorizado a funcionar en Cuba. En la última constitución cubana revisada de 1992, el partido se definió como la “vanguardia organizada de la nación cubana”. En la mayoría de los casos, el comunismo ha dejado a Cuba como uno de los países menos libres del mundo. Según la Fundación independiente Heritage, Cuba ocupa ahora el puesto 175 del mundo en cuanto a libertad económica, un puesto por encima de Venezuela. Sin embargo, antes de la toma de posesión de Castro, Cuba era uno de los países más ricos del hemisferio occidental.

En julio de 2021, los fracasos del comunismo cubano se desbordaron cuando miles de cubanos enfadados se manifestaron en protesta por la escasez de alimentos, medicinas y energía, y por la respuesta del gobierno cubano a la pandemia del COVID-19. En respuesta a lo que fueron las mayores manifestaciones que la nación había presenciado en décadas, el gobierno mató al menos a un manifestante, arrestó a periodistas y cortó el acceso a los sitios de Internet de las redes sociales que los manifestantes habían estado utilizando para comunicarse. Muchos analistas coincidieron en que, si bien las protestas no supondrán cambios inmediatos en el régimen comunista unipartidista de Cuba, han ejercido un nivel de presión sin precedentes sobre el gobierno para que acelere las reformas económicas y sociales.

Corea del Norte

El académico de la Universidad de Oxford Robert Service ha calificado a Corea del Norte como el país moderno que más se acerca a los principios comunistas establecidos por Karl Marx. El país se adhiere a una ideología autóctona del comunismo conocida como Juche, formulada por primera vez por Kim Il-sung, el fundador de la Corea del Norte moderna. El Juche promueve la autosuficiencia y la independencia total del resto del mundo. Por ello, Corea del Norte está considerada como uno de los países más aislados y herméticos del mundo. También de acuerdo con el Juche, el gobierno, aparentemente en nombre del pueblo, tiene el control total de la economía del país.

En la década de 1990, una serie de catástrofes naturales, combinadas con políticas agrícolas deficientes y una mala gestión económica general, provocaron una hambruna que dejó entre 240.000 y 3.500.000 norcoreanos muertos por inanición. En lugar de atender las necesidades obvias de su pueblo, el régimen gobernante siguió invirtiendo fuertemente en su ejército, que ahora se cree que ha desarrollado u obtenido armas nucleares. En la actualidad, Corea del Norte funciona como una dictadura totalitaria bajo su flamante líder actual, Kim Jong-un. Al igual que sus ancestrales predecesores, el pueblo está entrenado para venerar a Kim como una cuasi-deidad. Los medios de comunicación están bajo estricto control del gobierno. El acceso a Internet no es generalizado, por lo que los norcoreanos de a pie casi no tienen forma de conectarse con el mundo exterior. Cualquier atisbo de disidencia política se aplasta rápida y punitivamente, y las violaciones de los derechos humanos son habituales. Aunque Kim ha introducido algunas reformas menores, la economía de Corea del Norte sigue bajo el estricto control del régimen comunista en el poder.

El comunismo en la práctica

A pesar de todas las preocupaciones y guerras que ha causado, el verdadero comunismo, tal y como lo concibieron Marx y Lenin, ya no existe como fuerza política seria, y puede que nunca lo haya hecho.

En 1985, en el punto álgido de la Guerra Fría, casi un tercio de la población mundial vivía bajo el comunismo, sobre todo en la Unión Soviética y sus repúblicas satélites de Europa del Este. Sin embargo, los estudiosos modernos dudan de que alguno de estos países haya sido realmente comunista, ya que se apartaron significativamente de muchos de los componentes básicos de un sistema marxista. De hecho, los estudiosos sostienen que el hecho de que estos gobiernos de la Guerra Fría no se adhirieran a los verdaderos ideales del comunismo, junto con su tendencia al autoritarismo de izquierdas, contribuyó directamente al declive del comunismo a finales del siglo XX.

En la actualidad, sólo cinco países -China, Corea del Norte, Laos, Cuba y Vietnam- tienen el comunismo como forma oficial de gobierno. Pueden clasificarse como comunistas sólo porque en todos ellos el gobierno central controla todos los aspectos del sistema económico y político. Sin embargo, ninguno de ellos ha eliminado elementos del capitalismo como la propiedad personal, el dinero o los sistemas de clases socioeconómicas, tal y como exige la verdadera ideología comunista.

En su libro Class Theory and History: Capitalism and Communism in the USSR, los profesores Stephen A. Resnick y Richard D. Wolff, ambos especialistas en economía marxiana, sostienen que las desgarradoras tensiones de la Guerra Fría fueron, de hecho, una lucha ideológica entre el capitalismo privado de Occidente y el “capitalismo controlado por el Estado” de la Unión Soviética. Resnick y Wolff concluyen que la guerra entre el comunismo puro y el capitalismo puro nunca se produjo. “Los soviéticos no establecieron el comunismo”, escribieron. “Pensaron en ello, pero nunca lo hicieron”.

Por qué fracasó el comunismo

Aunque el comunismo marxista puro creó oportunidades para que los líderes autoritarios cometieran atrocidades contra los derechos humanos, los investigadores han identificado dos factores comunes que contribuyeron a su fracaso final.

En primer lugar, bajo el comunismo puro, los ciudadanos no tienen ningún incentivo para trabajar con fines de lucro. En las sociedades capitalistas, el incentivo para producir con ánimo de lucro estimula la competencia y la innovación. En las sociedades comunistas, sin embargo, se espera que los ciudadanos “ideales” se dediquen desinteresadamente y de forma exclusiva a las causas de la sociedad sin tener en cuenta su bienestar. Como escribió Liu Shaoqi, el primer vicepresidente del Partido Comunista de China en 1984, “En todo momento y en todas las cuestiones, un miembro del partido debe dar prioridad a los intereses del Partido en su conjunto y ponerlos en primer lugar y dejar los asuntos e intereses personales en segundo lugar”.

En la Unión Soviética, por ejemplo, en ausencia de mercados legales libres, los trabajadores tenían pocos incentivos para ser productivos o para centrarse en la fabricación de bienes que pudieran ser útiles para los consumidores. Como resultado, muchos trabajadores trataban de trabajar lo menos posible en sus empleos oficiales asignados por el gobierno, dedicando su verdadero esfuerzo a una actividad más rentable en el mercado negro. Como muchos trabajadores soviéticos solían decir de su relación con el gobierno: “Hacemos como que trabajamos para ellos, y ellos hacen como que nos pagan”.

La segunda razón del fracaso del comunismo fue su ineficiencia inherente. Por ejemplo, el sistema de planificación centralizada, excesivamente complejo, exigía la recopilación y el análisis de enormes cantidades de datos económicos detallados. En muchos casos, estos datos eran propensos a errores y eran manipulados por los planificadores económicos elegidos por el partido para crear una ilusión de progreso. Poner tanto poder en manos de tan pocos, fomentó la ineficacia y la corrupción. La corrupción, la pereza y la intensa vigilancia del gobierno dejaban pocos incentivos para la gente laboriosa y trabajadora. Como resultado, la economía de planificación centralizada se resintió, dejando al pueblo, pobre, desilusionado e insatisfecho con el sistema comunista.

Resumen

  • El comunismo es una ideología social y política que se esfuerza por crear una sociedad sin clases en la que toda la propiedad y la riqueza sean de propiedad comunitaria, en lugar de individual.
  • La ideología del comunismo fue desarrollada por Karl Marx y Friedrich Engels en 1848.
  • Una verdadera sociedad comunista es lo contrario de una sociedad capitalista, que se basa en la democracia, la innovación y la producción de bienes con fines de lucro.
  • La Unión Soviética y China fueron ejemplos destacados de sistemas comunistas.
  • Mientras que la Unión Soviética se derrumbó en 1991, China ha reformado drásticamente su sistema económico para incluir muchos elementos de libre mercado del capitalismo.
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