Huesos de camellos gigantes en Mongolia indican que los primeros humanos los cazaban hace 27.000 años

Rubén, 17 abril 2022

Una nueva investigación llevada a cabo por arqueólogos de Mongolia, Rusia y Estados Unidos revela información hasta ahora desconocida sobre los antiguos camellos gigantes que antaño vagaban por las praderas de Asia Central. El estudio, publicado recientemente en Frontiers in Earth Science, se centra en el Camelus knoblochi, una especie de camello gigante que, según los científicos, coexistió con los primeros humanos y con otros camellos salvajes que aún viven en Asia.

Aunque se han encontrado restos de C. knoblochi en toda Asia, desde el Mar Caspio hasta Siberia, los autores del estudio creen que Mongolia fue el último hogar de esta especie gigante antes de que se extinguiera.

El Dr. John W. Olsen, coautor del estudio y profesor de antropología de la Universidad de Arizona, afirma: “Aquí demostramos que el extinto camello Camelus knoblochi persistió en Mongolia hasta que los cambios climáticos y medioambientales lo empujaron a la extinción hace unos 27.000 años”.

El Camelus knoblochi vagó por las estepas de Asia Central durante 250.000 años. La criatura medía casi 3 metros, casi el doble del tamaño de los camellos salvajes modernos. Esta bestia peluda tenía dos jorobas y se alimentaba de hierba y otras plantas.

Olsen, junto con los demás autores del estudio, postula que el cambio climático provocó la desaparición del camello gigante hacia el final de la última Edad de Hielo.

En el Pleistoceno tardío -hace entre 129.000 y 11.700 años- el clima de Mongolia se volvió cada vez más árido, pasando lentamente de estepa a estepa seca y luego a desierto. Estas nuevas condiciones dificultaron la supervivencia del enorme C. knoblochi.

Las tierras esteparias de Mongolia acabaron convirtiéndose en un árido desierto cuando el clima de la Tierra se calentó al final de la última Edad de Hielo.

Como se informa en el blog de Frontiers, los autores del estudio explican: “Aparentemente, C. knoblochi estaba mal adaptado a los biomas desérticos, principalmente porque esos paisajes no podían albergar animales tan grandes, pero quizás también había otras razones”. Enumeran estas posibles razones como: “la disponibilidad de agua dulce y la capacidad de los camellos para almacenar agua dentro del cuerpo, mecanismos de termorregulación mal adaptados y la competencia de otros miembros de la comunidad faunística que ocupaban el mismo nicho trófico”.

Es la primera vez que se encuentran restos fósiles de C. knoblochi en Mongolia. Los arqueólogos analizaron cinco huesos de patas y pies de C. knoblochi que fueron descubiertos en la cueva de Tsagaan Agui, en el sur de Mongolia, en 2021, así como uno que se encontró en el desierto de Gobi del país.

Hueso de Camelus Knoblochi

Los huesos fosilizados se encontraron junto a los restos de otros animales que vagaban por Asia Central en aquella época, como lobos, hienas de las cavernas, rinocerontes, caballos y burros salvajes y gacelas de Mongolia.

La gran variedad de huesos sugiere que C. knoblochi vivía en un entorno estepario húmedo formado por tierras bajas y montañas, en lugar del árido desierto que cubre gran parte de Mongolia en la actualidad.

El Dr. Alexey Klementiev, autor principal del estudio y paleobiólogo de la rama siberiana de la Academia Rusa de Ciencias, afirma: “Concluimos que C. knoblochi se extinguió en Mongolia y Asia… como resultado de los cambios climáticos que provocaron la degradación del ecosistema estepario e intensificaron el proceso de aridificación”.

Sin embargo, los autores proponen otras razones que pueden haber contribuido a la extinción de la especie, y una de ellas es la interacción humana.

C. knoblochi convivió con los humanos modernos y, potencialmente, con neandertales y denisovanos, dos especies de humanos arcaicos. La caza y el carroñeo humanos pueden haber contribuido fácilmente a la disminución del número de camellos.

Esta teoría se debe a uno de los huesos de la pata delantera de C. knoblochi que se encontró en la cueva de Tsagaan Agui. Data de hace entre 59.000 y 44.000 años y muestra rastros de carnicería por parte de los humanos, así como signos de que las hienas lo roían.

No se sabe exactamente cómo interactuaban estos camellos salvajes y los humanos, pero lo que está claro es que eran cruciales para la existencia humana. Los camellos domésticos se utilizaban, y aún se utilizan, para el transporte, pero los científicos no creen que C. knoblochi tuviera el mismo propósito.

Pinturas rupestres de camellos

La Dra. Arina M. Khatsenovich, coautora del estudio e investigadora del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Rusa de las Ciencias, explica: “Todavía no tenemos suficientes pruebas materiales sobre la interacción entre los humanos y C. ferus en el Pleistoceno tardío, pero es probable que no difiera de las relaciones humanas con C. knoblochi: como presa, pero no como objetivo de domesticación”.

Las dos especies salvajes probablemente proporcionaban carne a los humanos, y los cazadores también habrían cosechado su cuero, su piel y sus huesos para fabricar herramientas y ropa.

El Camelus knoblochi era un pariente cercano del Camelus ferus, la misma especie de camello salvaje que todavía recorre partes del noroeste de China y el suroeste de Mongolia, y convivía con él.

En la actualidad, C. ferus está en peligro crítico de extinción. Lo ideal es que esta nueva investigación sobre la extinción de C. knoblochi ayude a los científicos a descubrir formas de evitar que sus primos más pequeños vayan en la misma dirección.

Camelus ferus
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