Mascarilla antipolución, no te olvides de ella si vas a países del sudeste asiático

Rubén, 31 enero 2020

La contaminación ambiental y sus efectos sobre la salud se han convertido en una de las mayores inquietudes a nivel global en todo el mundo. Aunque en España cada vez se ven más mascarillas antipolución, aún son pocos los que las usan (principalmente ciclistas).

Cada día respiramos cerca de 15.000 litros de aire.

En una sociedad que tiende cada vez más a concentrarse en grandes ciudades, las emisiones contaminantes de vehículos y otros elementos, como las calefacciones y la actividad industrial, hacen que la calidad del aire sea muy mala.

El problema es aún mayor en ciudades como Pekín o Bangkok. Por eso, siempre que viajo por países asiáticos intento llevar una mascarilla antipolución.

Según Organización Mundial de la Salud, cada año se producen unos 7 millones de muertes en todo el mundo relacionadas con la contaminación atmosférica. Una cifra que no ha parado de crecer en las últimas décadas.

A continuación, vamos a ver cómo elegir la mejor mascarilla según el contexto en el que nos encontremos.

Clasificaciones de las mascarillas antipolución

La UNE-EN149 es una normativa europea que clasifica las mascarillas anticontaminación en tres categorías: FFP1, FFP2 y FFP3. Cuanto mayor es el número, mayor es la protección.

  • FFP1: es el nivel más bajo de protección. Protegen de sustancias atóxicas y de partículas de polvo que no afectan a los pulmones. Las mascarillas FFP1 suelen usarse en la industria alimentaria y en la construcción. Las FFP1 son suficientes para disminuir los síntomas por alergia al polen.
  • FFP2: se usan para proteger de fluidos nocivos, de polvo, humo y aerosoles. Estas partículas pueden ser fibrogénicas, lo que significa que irritan el sistema respiratorio en el corto plazo y, a largo plazo, pueden resultar en una reducción de la elasticidad del tejido pulmonar.

    Las mascarillas de esta categoría atrapan las partículas que miden hasta 0,6 micras. Las mascarillas de protección FFP2 se usan a menudo en la industria metalúrgica y la minería. Los trabajadores de estas industrias están en contacto frecuente con los aerosoles, la niebla y el humo que se afectan a las vías respiratorias, tales como el cáncer de pulmón a largo plazo. Las FFP2 son las que se encuentran habitualmente en las farmacias y son las que debemos utilizar nosotros en ciudades con mucha contaminación.

    También hay mascaras FFP2 que tienen una válvula que hace que sea menos difícil respirar a través de ella. Ideal si hacemos nos movemos en bici o hacemos deporte al aire libre.
  • FFP3: protegen de las moléculas más dañinas del polvo, el humo, los aerosoles y de algunos virus, bacterias y hongos.

Si compras por internet también verás que muchas máscaras ponen “N95”, “N99” o similar. Es otra forma de referirse al material del filtro y a sus propiedades de protección.

La letra significa:

  • N: no resistente al aceite.
  • R: relativamente resistente al aceite.
  • P: resistente al aceite o a prueba de aceite.

Lógicamente, esta clasificación solo es importante en entornos en los que pueda haber aceites, ya que en algunos casos pueden reducir la eficacia de los filtros.

La segunda parte de la clasificación, el número, se refiere a la capacidad del filtro para eliminar partículas de diferente tamaño:

  • 95: significa que eliminan el 95 por ciento de las partículas PM 2.5.
  • 99: filtran al menos el 99 por ciento de las partículas PM 2.5.
  • 100: filtran al menos el 99,97 por ciento de las partículas PM 2.5.

Con eso, obtenemos que un filtro N95 no es resistente al aceite y elimina al menos el 95 por ciento de las partículas PM 2.5.

Si vives en una zona con una alta concentración de PM 2,5 procedentes del petróleo, por ejemplo cerca de una zona industrial, las máscaras N- no serán útiles y tendrás que optar por las P95 o su equivalente para uso industrial, las R95, ya que ambas pueden filtrar el aceite y los contaminantes a base de aceite. Lo malo es que son más caras y que tienen una vida útil más corta (unas 40 horas).

Los filtros PAPR, filtro de aire de alta eficiencia para partículas, o un filtro HEPA son equivalentes a los filtros P100.

Contaminantes

Los contaminación en las ciudades está compuesta por muchas partículas y gases diferentes. Sin embargo, los que tienen un mayor riesgo para la salud son: el carbono negro u hollín (tiene efectos a corto plazo -muertes prematuras por causas cardiovasculares y hospitalizaciones por problemas cardiopulmonares- y a largo plazo -mortalidad cardiopulmonar); las partículas con un diámetro menor de 2,5 micras, conocidas como PM2,5 (son tan peligrosas porque su tamaño les permite atravesar los alveolos pulmonares y llegar hasta la sangre, por la que se expanden por todo el organismo); y los compuestos orgánicos volátiles (muchos de los cuales presentan propiedades cancerígenas).

La eficacia de las mascarillas comerciales oscila entre el 15% y el 65% en función de los modelos. Además, cuanto menor es el tamaño de partícula menor es la eficacia de las mascarillas. Factor muy importante, ya que las partículas más finas son las más perjudiciales para la salud. Son también las que se emiten en mayor proporción por los vehículos a motor.

En el siguiente vídeo podemos ver la evolución de la contaminación del aire a lo largo del día en Pamplona.

Algunos de los contaminantes más frecuentes en las ciudades son:

  • Óxidos de nitrógeno (NOx): este gas está presente principalmente en zonas con mucho tráfico de vehículos debido a su origen relacionado con la quema de combustibles fósiles, principalmente los diésel. Aunque en los últimos 20 años las emisiones de óxidos de nitrógeno de los diésel han disminuido un 90%.

    Sus efectos para la salud pueden variar desde irritación de garganta y bronquios hasta un descenso de la defensa inmunológica frente a infecciones respiratorias.

  • Dióxido de carbono (CO2): es uno de los gases contaminantes más comunes en la atmósfera. Se produce por la quema de combustibles fósiles como el carbón, petróleo o gas natural, pero también fruto de la deforestación y la producción de cemento.

    A nivel global, contribuye al calentamiento global y al efecto invernadero. También tiene consecuencias directas para la salud, pudiendo provocar una disminución de la capacidad respiratoria.

  • Monóxido de carbono (CO): se trata de un gas producido por una combustión incompleta a una temperatura muy baja. Su principal origen es la quema de los combustibles en los motores diésel, aunque también puede generarse debido a una mala combustión de una estufa de leña o gas. Es muy peligroso en espacios cerrados. Su exposición puede ser muy dañina para la salud tanto a corto como a largo plazo.

  • Dióxido de azufre (SO2): se trata de uno de los gases más nocivos para la salud presentes en la atmósfera. Se produce principalmente por quema de combustibles fósiles en las centrales eléctricas, otras instalaciones industriales y en los coches diésel. Otros causantes de emisión de dióxido de azufre son los barcos y otros vehículos pesados que queman combustible con un alto contenido de azufre.

  • Metano (CH4): el metano es un gas que se genera tanto de forma natural, producido por animales y en humedales, como debido a la acción del hombre en vertederos y extracción de combustibles. Su inhalación entraña un grave riesgo para la salud, provocando irritación en el aparato respiratorio y neumonitis.

  • Clorofluorocarbonos (CFC): este tipo de gases inorgánicos proceden principalmente de aerosoles y sistemas de refrigeración. La exposición excesiva a estos contaminantes puede generar complicaciones tanto a corto plazo (edemas pulmonares) como a largo plazo (lesiones hepáticas y renales).

Mascarillas anticontaminación

Las mascarillas comerciales anticontaminación suelen tener un filtro de carbón activado junto con un filtro de partículas. Sin embargo, solo suelen proteger de partículas mayores de 10 micras. Lo que significa que solo protegen frente al 50% de las partículas contaminantes. Lo ideal es que fuesen capaces de filtrar partículas ultrafinas (menores de 0,1 micras) y de NO2.

Así que ya sabemos que, aunque no son perfectas, al menos hacen algo.

La máscara reutilizable más famosa es la Respro, en sus diferentes variables. La mejor es la Respro Techno Plus que cuenta con filtro Hepa y DACC; y proporciona una capacidad de filtrado de polvo, gas y vapor de partículas menores de 2,5 micras. Sin embargo, su precio supera los 75 euros y aún es muy difícil de encontrar.

  • El filtro de carbón activado es para filtrar gases y vapores de combustibles.
  • El filtro HEPA es mejor filtrando el polvo y las micropartículas sólidas.
Mascarilla reutilizable Respro Techno

La Respro Techno o la Respro City son más asequibles y tienen una buena relación calidad-precio-protección. Suelen costar 25 euros en Amazon y su filtro DACC sirve para partículas mayores de 10 micras. Yo es la que tengo de momento y no me va mal. Te quita la peste de los coches y se nota que respiras un poco más a gusto.

Las mascarillas reutilizables suelen tener una duración de unas 100-150 horas de uso.

Luego hay otro modelo que me gusta porque es más discreto y sirve para llevarlo dentro del casco de la moto. Se llama Tucano Urbano y cuesta Amazon 25 euros, pero aún no lo he probado.

También hay mascarillas de un solo uso como las 3M de PM2.5 que se pueden encontrar a buen precio en AliExpress.

La colocación es importante

Para conseguir la mayor efectividad de la mascarilla de protección es importante que exista un buen sellado entre los bordes y la cara, si falla este sellado, la protección estará comprometida, ya que el aire contaminado puede filtrarse por cualquier abertura. Y sí, la barba dificulta el sellado perfecto…

A continuación, vamos a ver algunos consejos para colocarnos la mascarilla de manera correcta:

  • Sujeta la banda superior de la mascarilla sobre la coronilla y asegúrate de que no esté torcida.
  • La banda inferior deberá quedar en la nuca. Asegúrate de que no esté torcida.
  • Ajusta el clip nasal a la forma de la nariz y las mejillas para un buen sellado.
  • Cuando usemos mascarillas plegables, los paneles no deben estar completamente desplegados.

¿Sirven las mascarillas anticontaminación contra las enfermedades?

En general, las máscaras que se usan en medicina no son para que no nos contagien, sino para no contagiar nosotros a los demás porque los virus no vuelan, van sobre partículas de saliva que expulsamos al hablar, respirar, estornudar, etc.

Las mascarillas quirúrgicas se utilizan en la medicina, no protegen de la contaminación ya que no son capaces de filtras las partículas PM 2,5 ni PM 10.

Pero he dicho en general. También las podemos usar, aunque no estemos nosotros enfermos y nos servirán para protegernos un poco ya que cualquier mascarilla impide al menos que las gotas respiratorias más grandes, procedentes de los estornudos y de la tos de otras personas, entren directamente por la boca o la nariz.

Sin embargo, las mascarillas no protegen los ojos, no filtran todo el aire y porque al final la gente las utiliza mal, se toca la cara con las manos o se retira la mascarilla para hablar por teléfono. Por lo que su uso puede provocar una falsa sensación de seguridad en personas que estén en contacto con enfermos.

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